El 8 de Enero se celebró el primer torneo Texas Hold’em Casino Kursaal de San Sebastián en este año 2010 recién estrenado. Dicen que año de nieves...año de bienes...pues con la nevada que cayó a nivel del mar en San Sebastián, este año tendrá que ser muy bueno para todos. Las inclemencias del tiempo por la tarde ya provocó que tuvieran que reducir a 90 jugadores el máximo previsto. También algunos jugadores tenián problemas para llegar desde sus lugares de residencia pero se completaron las plazas con los participantes locales.
Torneo de 110€ y 2.000 puntos con posibilidad de 1 Rebuy de 100 y 2.000 y Add-on de 100 a 4.000 puntos. Han aumentado el total de puntos en juego y la estructra también para poder disfrutar de un torneo más adapatado a la demanda de los jugadores. Un total de 34 rebuys, 73 Add-on y un Prize Pool de 19.700 € a repartir
Sobre la 1 y media de la madrugada comenzó a caer nieve y acabó por cubrir hasta la playa de La Concha. Se formaba la mesa final y entre los jugadores, lo mejorcito del panorama local, había algunos que llevaban tiempo sin alcanzar la cima. Parece que la nieve les dio suerte: A las 3h58 en el nivel 18 y tras 6horas 7 min de juego, Rubén González Porcel, del Akats Poker Club de Eibar y Javier Iraola Calvo "Xibu" alcanzaron pacto, se jugaron a una mano la preciada barandilla que quedó en manos de Rubén (1 clasificado).
Javier Iraola, representante de EuskadiPoker y uno de los más activos promotores del Poker en Euskadi desde hace varios años, comenzó bien el año tras unos meses de no encontrar su juego y se conformó con la segunda plaza. Seguro que le veremos en lo más alto este 2010 como en años anteriores a Cesar Rodriguez e Imanol Ayerza.
Un total de 9.456 € que se repartieron entre los dos. En tercera posición Eduardo Satostegui, jugador habitual del DPC, se embolsó 2.269 € y en cuarta posición Jose Mª Echenagusia 1.891 €
Una de las principales novedades es el reparto de puntos para el ranking anual. Todos los participantes punturan de manera que se premia la participación en los mensuales. Esto hará más reñida la conquista de la Txapela de Campeón 2010 que en 2009 se llevó Imanol Ayerza.
martes, 12 de enero de 2010
lunes, 4 de enero de 2010
EL DPC EN LA PRENSA!!!
Las Vegas. Año 2003. Campeonato del mundo de póquer. 2,5 millones de dólares en juego. Chris Moneymaker, un contable de Tennessee algo regordete, con gorra calada hasta media frente y unas gafas de sol que ocultan su mirada, está a punto de revolucionar el mundo del juego. Al otro lado del tapete, Sam Farha, un personaje antagónico, un tahúr con aire de gángster y pitillo perenne en la boca, sucumbe después de varias horas de partida al «efecto Moneymaker», el hombre que salió victorioso contra todo pronóstico de su primer torneo en directo gracias a una mano en teoría «no ganadora» y la suerte en el bolsillo.
Cinco años después de la gesta, la historia de cómo el novato 'fabricante de dinero' (es su apellido, no un apodo) consiguió batir a los mejores jugadores de naipes tras ganar un torneo regional al que se apuntó por tan sólo 39 dólares sigue haciendo soñar a los aficionados que se han rendido a la fiebre del póquer. A miles de kilómetros de distancia de la cuna de los casinos, Ion Ander Noriega, Javier Iraola, Carlos Martín, Raúl Fernández y 'Kiketxu' narran fascinados el ascenso al estrellato de Moneymaker para tratar de explicar el boom mundial del póquer, del que ellos se definen con modestia como «amateurs bien organizados». Los cinco forman parte del Donostia Poker Club (DPC), uno de los tres clubes guipuzcoanos, junto al de Arrasate y Eibar, integrados en la asociación Jape, la asociación de jugadores amateurs de póquer de Euskadi, con más de 700 socios. No son los únicos. Hay cientos de aficionados en la sombra, sobre todo cuadrillas de jóvenes que juegan en bares, locales o casas particulares como nueva forma de diversión del sábado noche, equipados con el ya famoso maletín metálico en el que guardan la baraja y las fichas.
La moda del póquer le debe mucho al fenómeno Moneymaker, cuyo fulgurante éxito cautivó a las casas de apuestas que lo patrocinan para que participe en torneos de medio planeta. La otra parte de la culpa la comparten internet, la gran plataforma donde se entrenan millones de profesionales y simples aficionados en las casas de juego online, y la televisión, que ha aprovechado el gancho para retransmitir en directo las partidas. En Estados Unidos, ilustran los cinco del DPC, los programas han desbancado al hockey sobre hielo como el cuarto deporte con más audiencia. Cada día el juego genera 50 millones de euros. Y todo, a base de faroles.
«No nos gustaría difundir una imagen errónea que relaciona el póquer con el dinero fácil. Sólo el 10% de los millones de jugadores que hay en el mundo consigue vivir de ello profesionalmente. El resto tenemos un trabajo, una familia, una hipoteca», se apresuran a decir los chicos del DPC como para borrar cualquier prejuicio. Porque el juego sigue siendo el mismo; diamantes, corazones, tréboles y picas que se combinan en busca de la mano soñada, pero el resto del decorado se ha transformado. Poco queda de esa ambiente canalla, de garitos llenos de humo y whisky que ya sólo pueden encontrarse en las películas. Para empezar, las timbas se han quitado unos cuantos años de encima. Los jugadores veteranos han sido relevados por universitarios, la mayoría sesudos estudiantes especializados en el cálculo matemático, que analizan con horas de estudio las series estadísticas y hasta la gestualidad del contrincante. Informáticos y profesionales del ajedrez se han ganado la fama de ser los mejores estrategas.
Para muestra del rejuvenecimiento del póquer, los cinco donostiarras del DPC. Javier, alias 'Xibu', el mayor de todos, acaba de pasar la mitad de la treintena. Les saca diez años al resto. Todos han estado ya en Las Vegas, el sueño de cualquier apasionado del póquer. «Eso es otro mundo, una pasada», sintetizan todavía saboreando la gloria que debieron sentir en la capital mundial del juego.
El estereotipo lo están también rompiendo las mujeres. Una de las 'players' que está arrasando es Ane-tte Obestrad, una joven noruega que ganó con sólo 18 años el evento principal del campeonato europeo de póquer. Y el fenómeno del momento se llama Leo Margets (Barcelona, 1983), una atractiva joven que registra 135.000 entradas en Google gracias a su palmarés de oro: es la mujer que más dinero ha ganado en la historia del World Series of Poker de Las Vegas.
Buena parte de la nueva generación de jugadores que empieza a hacerse un nombre en el mundillo profesional se entrena en clubes como el DPC. Todos los fines de semana organizan partidas en un local en Igara, rodeados de vecinos creativos como los diseñadores de Cállate la Boca. Dos mesas de póquer, luz baja, un par de sofás para descansar, un ordenador y un frigorífico para guardar cervezas son los únicos muebles que necesitan para ocupar horas y horas de naipes hasta bien entrada la madrugada. Compiten entre ellos y, a veces, organizan torneos clasificatorios cuyo ganador se hace con una plaza en una competición en casino.
Los jugadores pagan una cantidad simbólica (lo normal son 10 euros), que canjean por fichas con puntos que luego apuestan hasta terminar la partida. «El 'cash' está prohibido», explica 'Kiketxu', que habla con una rapidez que cuesta seguir, sobre todo para los profanos que necesitan traducción para cada expresión inglesa que se utiliza en las partidas. El 'cash', especifica, son los torneos en los que se apuesta dinero en vivo, una modalidad vetada hasta en los casinos, aunque en internet, donde los límites son invisibles, haya jugadores que acaban arruinándose en esa espiral de envites. «La mayoría de nosotros juega por la adrenalina de la competición, no por el dinero, que también motiva, claro. El póquer es pura estrategia con una pizca de azar. El peor jugador puede ganar al mejor en un torneo y eso es lo que lo convierte en un juego realmente atractivo», justifica Ion Ander. La modalidad estrella, el Poker Texas Hold'em, añade el resto de ingredientes para hacer de las partidas un juego aún más imprevisible. A cada jugador se le reparten dos cartas boca abajo, que deberá combinar con las cinco cartas comunes descubiertas en la mesa para formar la mejor mano posible de cinco cartas. El ganador se lleva el bote apostado. Sencillo y complicado a la vez.
«El que juega sólo para ganar dinero puede acabar teniendo un problema y terminar descarriado», apostilla 'Kiketxu'. «El dinero es un estímulo, pero no el fin del juego» coincide Javier. El veterano del grupo confiesa que ha sido el póquer el que le ha enseñado «disciplina y autocontrol», dos valores que antes no lograba dominar. Y aunque no se consideran enganchados «en el mal sentido de la palabra», sí se definen entre risas, ya al final de la conversación, como unos «freakies» del póquer. «Estamos todo el día hablando de ello».
Encuentro en el 'Snooker'
Pero hasta que se encontraron hace ya casi cuatro años en el 'Snooker', la sala de billares del barrio de Egia, llegaron a creer que eran unos bichos raros. «Yo no encontraba a nadie que compartiera mi afición. En internet las cosas ya se estaban moviendo, pero no localizaba a nadie para empezar a jugar», recuerda Javier, el veterano.
No fueron ellos, sin embargo, los que dieron el salto de crear un grupo oficial en Gipuzkoa. Lo hicieron los donostiarras Jon y Mikel Salvidea y Fernando Sáez, que pusieron en marcha en 2007 la asociación Jape, de la que luego fueron naciendo los clubes municipales. Estudiantes de Informática, en la Facultad se dieron cuenta de que querían compartir trucos y estrategias con la gente que hasta ese momento sólo jugaba en casa. Así nació la página web 'euskadipoker.com', hoy el principal referente del póquer en el País Vasco. En su primer año de vida lograron superar los 300 socios y registrar 300.000 entradas.
«Y ahí empezamos a liarla», bromea 'Kiketxu'. Sonada fue la sagardo-timba que organizaron en su estreno en Tolosa, en la que combinaron su pasión por las cartas con un buen chuletón y que muchos aficionados ya están pidiendo que repitan. Habrá que esperar a la fiesta, pero seguro que los chicos del DPC se guardan un as en la manga.
FUENTE: www.diariovasco.com/20100103/al-dia-loca...puzkoa-20100103.html
Cinco años después de la gesta, la historia de cómo el novato 'fabricante de dinero' (es su apellido, no un apodo) consiguió batir a los mejores jugadores de naipes tras ganar un torneo regional al que se apuntó por tan sólo 39 dólares sigue haciendo soñar a los aficionados que se han rendido a la fiebre del póquer. A miles de kilómetros de distancia de la cuna de los casinos, Ion Ander Noriega, Javier Iraola, Carlos Martín, Raúl Fernández y 'Kiketxu' narran fascinados el ascenso al estrellato de Moneymaker para tratar de explicar el boom mundial del póquer, del que ellos se definen con modestia como «amateurs bien organizados». Los cinco forman parte del Donostia Poker Club (DPC), uno de los tres clubes guipuzcoanos, junto al de Arrasate y Eibar, integrados en la asociación Jape, la asociación de jugadores amateurs de póquer de Euskadi, con más de 700 socios. No son los únicos. Hay cientos de aficionados en la sombra, sobre todo cuadrillas de jóvenes que juegan en bares, locales o casas particulares como nueva forma de diversión del sábado noche, equipados con el ya famoso maletín metálico en el que guardan la baraja y las fichas.
La moda del póquer le debe mucho al fenómeno Moneymaker, cuyo fulgurante éxito cautivó a las casas de apuestas que lo patrocinan para que participe en torneos de medio planeta. La otra parte de la culpa la comparten internet, la gran plataforma donde se entrenan millones de profesionales y simples aficionados en las casas de juego online, y la televisión, que ha aprovechado el gancho para retransmitir en directo las partidas. En Estados Unidos, ilustran los cinco del DPC, los programas han desbancado al hockey sobre hielo como el cuarto deporte con más audiencia. Cada día el juego genera 50 millones de euros. Y todo, a base de faroles.
«No nos gustaría difundir una imagen errónea que relaciona el póquer con el dinero fácil. Sólo el 10% de los millones de jugadores que hay en el mundo consigue vivir de ello profesionalmente. El resto tenemos un trabajo, una familia, una hipoteca», se apresuran a decir los chicos del DPC como para borrar cualquier prejuicio. Porque el juego sigue siendo el mismo; diamantes, corazones, tréboles y picas que se combinan en busca de la mano soñada, pero el resto del decorado se ha transformado. Poco queda de esa ambiente canalla, de garitos llenos de humo y whisky que ya sólo pueden encontrarse en las películas. Para empezar, las timbas se han quitado unos cuantos años de encima. Los jugadores veteranos han sido relevados por universitarios, la mayoría sesudos estudiantes especializados en el cálculo matemático, que analizan con horas de estudio las series estadísticas y hasta la gestualidad del contrincante. Informáticos y profesionales del ajedrez se han ganado la fama de ser los mejores estrategas.
Para muestra del rejuvenecimiento del póquer, los cinco donostiarras del DPC. Javier, alias 'Xibu', el mayor de todos, acaba de pasar la mitad de la treintena. Les saca diez años al resto. Todos han estado ya en Las Vegas, el sueño de cualquier apasionado del póquer. «Eso es otro mundo, una pasada», sintetizan todavía saboreando la gloria que debieron sentir en la capital mundial del juego.
El estereotipo lo están también rompiendo las mujeres. Una de las 'players' que está arrasando es Ane-tte Obestrad, una joven noruega que ganó con sólo 18 años el evento principal del campeonato europeo de póquer. Y el fenómeno del momento se llama Leo Margets (Barcelona, 1983), una atractiva joven que registra 135.000 entradas en Google gracias a su palmarés de oro: es la mujer que más dinero ha ganado en la historia del World Series of Poker de Las Vegas.
Buena parte de la nueva generación de jugadores que empieza a hacerse un nombre en el mundillo profesional se entrena en clubes como el DPC. Todos los fines de semana organizan partidas en un local en Igara, rodeados de vecinos creativos como los diseñadores de Cállate la Boca. Dos mesas de póquer, luz baja, un par de sofás para descansar, un ordenador y un frigorífico para guardar cervezas son los únicos muebles que necesitan para ocupar horas y horas de naipes hasta bien entrada la madrugada. Compiten entre ellos y, a veces, organizan torneos clasificatorios cuyo ganador se hace con una plaza en una competición en casino.
Los jugadores pagan una cantidad simbólica (lo normal son 10 euros), que canjean por fichas con puntos que luego apuestan hasta terminar la partida. «El 'cash' está prohibido», explica 'Kiketxu', que habla con una rapidez que cuesta seguir, sobre todo para los profanos que necesitan traducción para cada expresión inglesa que se utiliza en las partidas. El 'cash', especifica, son los torneos en los que se apuesta dinero en vivo, una modalidad vetada hasta en los casinos, aunque en internet, donde los límites son invisibles, haya jugadores que acaban arruinándose en esa espiral de envites. «La mayoría de nosotros juega por la adrenalina de la competición, no por el dinero, que también motiva, claro. El póquer es pura estrategia con una pizca de azar. El peor jugador puede ganar al mejor en un torneo y eso es lo que lo convierte en un juego realmente atractivo», justifica Ion Ander. La modalidad estrella, el Poker Texas Hold'em, añade el resto de ingredientes para hacer de las partidas un juego aún más imprevisible. A cada jugador se le reparten dos cartas boca abajo, que deberá combinar con las cinco cartas comunes descubiertas en la mesa para formar la mejor mano posible de cinco cartas. El ganador se lleva el bote apostado. Sencillo y complicado a la vez.
«El que juega sólo para ganar dinero puede acabar teniendo un problema y terminar descarriado», apostilla 'Kiketxu'. «El dinero es un estímulo, pero no el fin del juego» coincide Javier. El veterano del grupo confiesa que ha sido el póquer el que le ha enseñado «disciplina y autocontrol», dos valores que antes no lograba dominar. Y aunque no se consideran enganchados «en el mal sentido de la palabra», sí se definen entre risas, ya al final de la conversación, como unos «freakies» del póquer. «Estamos todo el día hablando de ello».
Encuentro en el 'Snooker'
Pero hasta que se encontraron hace ya casi cuatro años en el 'Snooker', la sala de billares del barrio de Egia, llegaron a creer que eran unos bichos raros. «Yo no encontraba a nadie que compartiera mi afición. En internet las cosas ya se estaban moviendo, pero no localizaba a nadie para empezar a jugar», recuerda Javier, el veterano.
No fueron ellos, sin embargo, los que dieron el salto de crear un grupo oficial en Gipuzkoa. Lo hicieron los donostiarras Jon y Mikel Salvidea y Fernando Sáez, que pusieron en marcha en 2007 la asociación Jape, de la que luego fueron naciendo los clubes municipales. Estudiantes de Informática, en la Facultad se dieron cuenta de que querían compartir trucos y estrategias con la gente que hasta ese momento sólo jugaba en casa. Así nació la página web 'euskadipoker.com', hoy el principal referente del póquer en el País Vasco. En su primer año de vida lograron superar los 300 socios y registrar 300.000 entradas.
«Y ahí empezamos a liarla», bromea 'Kiketxu'. Sonada fue la sagardo-timba que organizaron en su estreno en Tolosa, en la que combinaron su pasión por las cartas con un buen chuletón y que muchos aficionados ya están pidiendo que repitan. Habrá que esperar a la fiesta, pero seguro que los chicos del DPC se guardan un as en la manga.
FUENTE: www.diariovasco.com/20100103/al-dia-loca...puzkoa-20100103.html
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